domingo, 20 de febrero de 2011

No estás

Puedo inundar el Mar de la Tranquilidad,
abarcar los abismos oscuros, incendiar el desierto,
descubrir nuevos mundos, destrozar mis infiernos,
perder la fe, retenerte en suspiros y sueños,
alcanzar el origen y no tener miedo.
Puedo colgarme a tu espalda sin permiso,
doblar esquinas de incertidumbre,
elegir el giro y volver a equivocarme,
emocionar sin hablar, crecer y crecer,
arrebatar las cenizas de esperanza.
Puedo esperarte sin prisas,
donde acariciamos el cielo y sudamos,
soñarte desnuda en el umbral de mi llanto,
enamorar de un vistazo, deshacerme en tinta,
mi boca en tu frente, la cruz del resguardo.
Puedo imaginar, recrearme en imposibles,
ser dios, juez y castigo,
hacer flotar sus mundos con un grito,
hombro de lagrimas y festejos,
sonreir por no ser hoy, por serlo,
rezar hasta no aguantar su peso.
Pero no habra nudo de cuerpos,
no esperaras por sorpresa,
no te sentaras a mi lado,
no, porque no estás,
porque no estás.

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