lunes, 7 de febrero de 2011

Perdonando a Dios

De un soplido han apagado tu vela, y me he quedado a oscuras. La falta de luz me impide ver más allá. Donde antes había ilusión ahora solo queda una foto llena de besos, y un adiós a un precioso velero que se pierde en la bruma, hasta confundirlo con la línea del horizonte. La música que me acompaña suena igual, pero no es la misma. ¿Problemas? Nunca los ha habido, ojalá volvieran.
Me han robado el tiempo de gritos, carne de cañón, ganas de volar. Ahora un abrazo solo es un refugio, emboscada del miedo, no una solución.
Dudo, pues me alcanzó el acorde triste que termina, y a veces sueño con salir a buscarte, descubrir el misterio, negar el rumor o asumir el engaño. Me frena la sangre, mi guitarra y el miedo. Dios ya no me envidia, y aún trato de perdonarle.


Me escuchas y te siento.

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