Dormía intranquila, en mi casa, en algún lugar de algún planeta, sin la certeza de ser yo. Algo sonó al otro lado del habitáculo. Me levanté sobresaltada y corrí hacía el interruptor que da la luz. La prendí y observé la puerta de entrada en movimiento. Se abrió poco a poco, hasta descubrir un cuerpo encharcado por la lluvia. Era una mujer, casi una niña, hermosa aún con el cabello goteando sobre sus párpados. Parecía perdida y asustada. "¿Donde estoy?". Si yo lo supiera se lo habría dicho. Poco a poco se calmó. Le ofrecí una taza de té para que entrara en calor, y aceptó sin rechistar.
Nos sentamos a la luz de la hoguera y la escuche. Sentí su deseo de hablar, de contarme algo importante, y no sé por que extraña razón no sentí miedo ni desconfianza.
"Has de saber algo, un mensaje que debes transmitir. Hazle saber a mi madre que la quiero con toda mi alma, que estoy con ella y no la olvido. Que no tema". Asentí emocionada. La mujer misteriosa estaba ya totalmente tranquila, concentrada en su secreto. "Ahora tengo una misión que cumplir, debo ayudar a mis niños a cruzar el río". Se recostó en el sillón, respiró hondo y se levantó. Desapareció tras la puerta como vino, silenciosa.
Nos sentamos a la luz de la hoguera y la escuche. Sentí su deseo de hablar, de contarme algo importante, y no sé por que extraña razón no sentí miedo ni desconfianza.
"Has de saber algo, un mensaje que debes transmitir. Hazle saber a mi madre que la quiero con toda mi alma, que estoy con ella y no la olvido. Que no tema". Asentí emocionada. La mujer misteriosa estaba ya totalmente tranquila, concentrada en su secreto. "Ahora tengo una misión que cumplir, debo ayudar a mis niños a cruzar el río". Se recostó en el sillón, respiró hondo y se levantó. Desapareció tras la puerta como vino, silenciosa.
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