miércoles, 8 de febrero de 2012

Estaciones

Subiendo a la estación por la que no para el metro mentí sobre la acera pulmones de polvo y bruma, y aplaudí tu incertudumbre. Lloras porque tienes miedo y no sabes como hacerlo, y al menos te refugias en mis abrazos, pero hiervo, te quemas y escapas sin querer curarte, al menos que no se note. Maldigo tu inocencia, continuo hasta darme la vuelta y apuro el paso. Te alcanzo al bajar del puente verde que cruza la autopista. Me abrazas y confiesas que no sabes como hacerlo, y escupes las cargas, te entiendo, y andamos.

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