martes, 20 de noviembre de 2012

Inspiración tardía

Me incluyo en la lista de aquellos que ayer esperaban algo de mi aquí. Pero hay veces que no puede ser, que por lo que sea uno no se siente con suficientes ideas, ni con la capacidad o las ganas de plasmar entre teclas lo que le lleva a la mente un día concreto.
Fue un ir y venir de intentonas, una avalancha en mi cabeza de "siempre lo mismo", aunque siempre, lo mismo suene diferente. En mis rendiciones me decía "no pasa nada, solo es otro día", en mis prontos gritaba "el día se merece algo grande". Y así pasaron minutos y minutos, entre versos forzosos y palabras que no encajaban. Entonces comprendí que el ritual no era el adecuado, y, en la calma de los días, no sentí la necesidad de bucear en mis heridas.
Pasé la noche, repasando viejos textos que me arrancaron más sonrisas que lágrimas, y en mi mente los recuerdos, por momentos, me trasladaron a lugares hermosos, al menos en su compañía. Fotos, canciones que significan mucho más de lo que dicen, guiños, discusiones absurdas, y preciosas cartas de amor. Y entonces pasó la vida, y uno se quedó, y ella se fue, y en Febrero, su nombre en mi diario ya no era el mismo. Y pasaron los meses, y pasaron los años. Y recordé nuestros miedos, "Crónica de una muerte anunciada", nuestras promesas, y vi en nuestras vidas un thriller repleto de detalles que no comprendes hasta ver el desenlace, como una explicación de todos y cada uno de los instantes que en su momento fueron simplemente sencillos.

*Con su permiso, he rescatado este poema que escribió el 24 de Abril de aquel 2010 maravilloso. Espero que os guste tanto como a mi.


Buscaba el barco un mar donde sentarse,
y encontraba en la ola una orilla donde descansar,
salía un silbido incansable
y un sonido me despertaba de tu guitarra al sonar,
lo único igual de cada día es que amanecía a la misma hora
las sonrisas se evaporaban y bailaban a solas
los momentos se disipaban y se bañaban con el tiempo
y tú y yo, observavábamos callados la danza de los sueños
que atados se soltaban y resbalaban por nuestras mentes
haciéndonos pensar, haciéndonos creer
que nuestro amor durará para siempre,
haciéndonos saber que es posible,
que el amor es como el amanecer:
que se pone cada día, y nunca desaparece.


C.C.C.
 

Feliz cumpleaños Charlotte.
 
 
 

 

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