lunes, 31 de marzo de 2014

Deberíamos brindar

Deberíamos brindar cada día, celebrar nuestra supervivencia dándole un portazo a la muerte, que nos acecha, maldita, y que, con sonrisa perversa tras el cristal, tiene la certeza de alcanzarnos.
Deberíamos brindar porque cada amanecer es una victoria, deberíamos hacerlo porque estamos juntos, y seguimos vivos, y podemos emocionarnos, gritar o incendiar un silencio. Deberíamos porque cada instante es un regalo al que nos hemos malacostumbrado. Deberíamos porque mañana quizás sea tarde, y si lo es, por lo menos podremos mirar a la ausencia con el regusto en los labios de haber brindado.
Deberíamos vacíarnos de entrañas afuera, no dejar ningún resquicio de amor guardado, deberíamos besarnos y abrazarnos cada vez que otra mirada nos estremezca, para bien o para mal, y así vivir molestando a la muerte.

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