Si aún respirases juraría que actuarías esta misma noche en el Colón, interpretando a Rosaura en "La vida es sueño". Yo, sentado en tu primera fila, sabría que en el soliloquio de Segismundo tus ojos se tornarían vidriosos, y, muy a mi pesar, vigilaría con recelo a quien interpretase a Astolfo.
Si a tu sístole le acompañase la calma de la diástole, mis manos seguirían desprendiendo un fuerte olor a tabaco de liar; no habitaría esta casa, ni habría conocido el mar del Norte. Si no me equivoco, estaríamos sentados sobre el borde de tu cama, a media luz, con "Take it with me" de Tom Waits de fondo, decidiendo donde huir mañana, y tú me besarías la mejilla, y yo desnudaría tu mirada.
Si todavía recibiera tus buenos días cada mañana mi repertorio de canciones sería más amplio y menos amargo, mi público iría más allá de familiares y amigos, y de vez en mes tocaría en cualquier garito de la ciudad vieja, empujado por tu amor incondicional, y me observarías sentada en las escaleras, sosteniendo la mirada y sonriéndome en mis momentos de ausencia. Yo me tragaría la vergüenza y volvería a dedicarte una canción, y te sacaría para que me ayudaras con aquella que te compuse cuando se torcieron las cosas, y al terminar te daría un beso largo entre aplausos.
Si aún respirases te rogaría que escribieras la segunda parte de tu poema inacabado, donde un acorde mayor nos despertaba entre los rayos del sol, y la arena entre tus piernas te haría cosquillas. El mundo ya se nos habría quedado pequeño, y nuestras cuatro paredes estarían repletas de papeles pintados.
Si a tu sístole le acompañase la calma de la diástole, mis manos seguirían desprendiendo un fuerte olor a tabaco de liar; no habitaría esta casa, ni habría conocido el mar del Norte. Si no me equivoco, estaríamos sentados sobre el borde de tu cama, a media luz, con "Take it with me" de Tom Waits de fondo, decidiendo donde huir mañana, y tú me besarías la mejilla, y yo desnudaría tu mirada.
Si aún respirases te rogaría que escribieras la segunda parte de tu poema inacabado, donde un acorde mayor nos despertaba entre los rayos del sol, y la arena entre tus piernas te haría cosquillas. El mundo ya se nos habría quedado pequeño, y nuestras cuatro paredes estarían repletas de papeles pintados.