sábado, 28 de diciembre de 2013

Memoria frágil

Hoy el maldito mundo quiso amanecer soleado, y al salir de casa escucho "Rock and roll is king" desde la ventana abierta del dormitorio de mi vecino. El mar mece las olas siguiendo el guión de Antonio Vega y el sitio de su recreo, y las gaviotas hoy parecen susurrar entre la brisa suave que viene del horizonte. Todo está en calma, y manadas de niños estrenan sus nuevos juguetes a lo largo de este paseo que bordea la costa. Pero hoy no es día de paz ni calma, hoy las banderas deberían ondear a media asta, hoy el mar planea un homenaje de olas a quien fue su capitán; y es que hoy todos nos sentimos algo más solos.  
Hay ausencias que se suplantan con nuevas presencias, otras que ni siquiera sentimos, y ausencias crónicas que perduran y perduran hasta el final del camino. Como dice esa canción que siempre le cantaba con voz tímida, "hay hombres usados por todos a un tiempo, y hombres que usan a todo su pueblo; tipos que importan hasta a las piedras, y tipos que a nadie si se va o si queda". 

miércoles, 16 de octubre de 2013

Nunca estás de más, melancolía

Amanecí como aturdido, levanté con el control remoto las persianas que cubren las ventanillas del techo y corrí las cortinas. Tomé un café largo, repleto de azúcar y me sumergí en mi tan ansiado silencio.
Después recordé; viaje tres años atrás, repasé fotografías y maldije el paso del tiempo, y descubrí también influencias en mis formas, en gestos, en mi evolución; y busqué tu rostro en días y lugares donde te recuerdo, pero la mayor parte de las veces ni siquiera estabas. Como solía hacer, releí tus textos, uno tras otro; sonreí de nuevo, y también me estremecí. Después repasé las fotos, donde me besabas despacio, preciosa y diferente como siempre, con un entorno completamente ajeno al temblor de nuestros cuerpos.
Entonces sacudo la cabeza, golpeo mis nudillos contra las mejillas, y vuelvo al presente. Un escalofrío me recuerda que las cosas han cambiado, que ya no hay quien me reavive, que soy algo más fuerte porque estoy algo más solo. No he dejado de recordarte, más bien me cansé de olvidarte, de buscarte y no encontrarte, de llorarte y no encontrar clemencia; me cansé de esperar señales, de conformarme con soñarte, de convencerme de que algún día volvería a abrazarte. Me cansé de maldecir a Dios, a la vida, al culpable; me cansé de besar a la luna, me cansé de hablarle al aire.

martes, 15 de octubre de 2013

Todo fluirá

A veces quisiera conmover tanto como un acorde menor al final de un buen verso; que mis dedos acariciasen mi nueva guitarra y consiguiesen sacarle la melodía mas hermosa, jugando en los trastes a ver quién tiembla primero.
Medio año, o diez canciones; así mido el tiempo, y se me atascan las palabras, me tropiezo siempre con el mismo Mi Mayor que me hipnotiza pero me roba la cadencia. Mi autocrítica y yo, sentados al pie de la cama, observando el Mar del Norte revolverse enfadado, entonces Do sostenido menor, y un rayo de sol roba un Si emocionado.
Al fin y al cabo la inspiración es la excusa de los vagos.


domingo, 30 de junio de 2013

Si aún respirases

Si aún respirases juraría que actuarías esta misma noche en el Colón, interpretando a Rosaura en "La vida es sueño". Yo, sentado en tu primera fila, sabría que en el soliloquio de Segismundo tus ojos se tornarían vidriosos, y, muy a mi pesar, vigilaría con recelo a quien interpretase a Astolfo.

Si a tu sístole le acompañase la calma de la diástole, mis manos seguirían desprendiendo un fuerte olor a tabaco de liar; no habitaría esta casa, ni habría conocido el mar del Norte. Si no me equivoco, estaríamos sentados sobre el borde de tu cama, a media luz, con "Take it with me" de Tom Waits de fondo, decidiendo donde huir mañana, y tú me besarías la mejilla, y yo desnudaría tu mirada.

Si todavía recibiera tus buenos días cada mañana mi repertorio de canciones sería más amplio y menos amargo, mi público iría más allá de familiares y amigos, y de vez en mes tocaría en cualquier garito de la ciudad vieja, empujado por tu amor incondicional, y me observarías sentada en las escaleras, sosteniendo la mirada y sonriéndome en mis momentos de ausencia. Yo me tragaría la vergüenza y volvería a dedicarte una canción, y te sacaría para que me ayudaras con aquella que te compuse cuando se torcieron las cosas, y al terminar te daría un beso largo entre aplausos.

Si aún respirases te rogaría que escribieras la segunda parte de tu poema inacabado, donde un acorde mayor nos despertaba entre los rayos del sol, y la arena entre tus piernas te haría cosquillas. El mundo ya se nos habría quedado pequeño, y nuestras cuatro paredes estarían repletas de papeles pintados.

jueves, 13 de junio de 2013

El gran Lore

Cuenta la leyenda que existe un hombre capaz de paralizar el universo con el sutil vaivén de su melena al caminar. Se refieren a el como "El gran Lore", pero para mi siempre será mi hermano mayor, Manu.

Eres el tipo más sencillo del planeta, casi siempre para bien. Puede que nunca te lo haya dicho, pero siempre te he visto como un ejemplo a seguir, por como eres, tu forma de ver las cosas, tu forma de llevarlas, con esa pachorra que nos caracteriza a los dos dentro de una familia que desborda energía, porque sabes darle a las cosas su justa importancia, incluso menos, a las malas, y más a las buenas. No somos iguales, está claro, pero creo que soy la persona más parecida a ti en todo el mundo, y eso me gusta, me gusta mucho.

¿Sabes? te echo de menos por aquí. A menudo me sorprendo imaginándote en Coruña, dándote vida en cualquier lugar en el que ya hemos estado antes, y muchas de esas veces me encantaría teletransportarme, porque tú y yo no necesitamos demasiado para pasar un buen rato, dos bicicletas, un cronómetro, un par de cervezas, un concierto, un partido del Depor, o un entrenamiento, una maqueta de la torre de Hércules, un día de playa, un par de palas, lo que sea.

Sé que no estás pasando tu mejor momento, y me encantaría estar contigo para lo que fuera. Te conozco y sé que no hablarías demasiado del tema, yo tampoco lo haría, pero al menos me sentaría a tu lado e intentaría hacerte todo un poco más sencillo, porque ya no soy un niño y me gusta ayudar.

Pase lo que pase, espero que tengas claro lo que yo descubrí hace ya algo más de dos años, que detrás de cada golpe, de cada imprevisto, de cualquier bache en el camino, hay algo que nunca se desgasta, que nunca afloja, que no te suelta, y eso es tu familia. Yo no pienso soltarte. Eres especial y eres único, y yo, tu hermano pequeño, te quiero así.

martes, 23 de abril de 2013

No está de más recordarte

La inocencia de un niño en sus palabras me trae tu recuerdo; mientras, los acordes sencillos de una nueva canción para mi repertorio de intocables me demuestran que lo simple puede resultar precioso. Todo fluye estos días. La gente sonríe a su paso, y saluda con la cabeza erguida, y el sol calienta ya en este Abril que se despide. Tú estarás radiante, planeando una huida o escribiendo un poema,imaginando un rincón donde encontrar la soledad que a veces añoramos. Pensaré que me sueñas, soñaré que me piensas, porque, aunque a veces te olvido, todavía quedan noches en que duermo contigo.

lunes, 28 de enero de 2013

La casa encantada

Regresé dos años y medio después, cambiando las sorpresas de antaño por papeles sembrados de dudas, y quemando todo resto de miedos por regar un camino inseguro. Recordé las siluetas que dibujamos en algunos rincones mientras subía la enorme cuesta. Así, te vi pasar como una flecha en bicicleta, con la mochila a la espalda y la sonrisa al frente.

Al cabo de un rato llegué a tu portal, con la respiración entrecortada por el esfuerzo y quererte. La puerta principal se abrió con relativa facilidad, y en ese preciso instante alguien suplicó que sonará Michael Giacchino en el aire, y un "Moving on" hechicero me hizo flotar sobre los tres escalones del recibidor. Entonces, al comenzar los violines, un olor cargado de recuerdos se incrustó en mi frente. Todo tan blanco y frío como lo recordaba; museo del eco. Y, al son del piano, te espié, abrazándome frente a la cristalera de la cocina, diciéndome adiós sin saber hasta cuando, o aferrada a mi cuello en la piscina con vistas al mar, o haciéndome así con la mano para que subiera  contigo.

Después bajé las escaleras que llevan a tu habitación, mientras una mujer me contaba pequeñas historias en las que te eregías como protagonista. Respetaron mi silencio. Todo estaba intacto, sin embargo estaba muerto. La guitarra apoyada sobre el mueble, el globo terráqueo pintarrajeado con mensajes de todo tipo, y el corcho, como siempre, repleto de fotos, a pesar de que esta vez ocultaban mi existencia.

De vuelta hacia arriba me asomé para verte aplaudir mis avances al piano. Y no quise, entonces, volver a encontrarte. Me despedí, y cerré la puerta despacio, sabiendo que sería la última. Y regresé en silencio, destapando mi nueva paz.

No pienses que habrá un día que no busque tus resquicios en el aire.

 

lunes, 21 de enero de 2013

Amor a primera vista - Wislawa Szymborska

Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
bella es la certeza,
pero más bella es la incertidumbre.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
—quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún «lo siento»
o el sonido de «se ha equivocado» en el teléfono—,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?
Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.

Todo principio
no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.