Te plantas en adulto, recién pasan las ventanas de la escuela, abren tu jaula y te empujan a la libertad. Una jaula más grande. No hay más. Aspira, si quieres, a ser domador, a gobernar la manada, hasta que creas merecer que abran tu puerta. Otra opción es rendirte, destrozar el sistema, el ciclo creado. Soñarás vivir del aire, pero sin rejas. Yo propongo hacer un túnel sin salida, con dirección completamente opuesta al sol, que no te encuentren hasta que se cansen de buscarte. Convence a los tuyos, descubre lo que nadie conoce, crea, experimenta, aprende, empápate de la tierra virgen, y ríete al tropezar con los pilares de jaulas más y más grandes. Vacía los misterios hasta que el peso de los hierros haga que éstos cedan. Entonces vuelve a la superficie y observa lo que nos dieron, sin trampas ni condiciones.
martes, 20 de marzo de 2012
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